miércoles, 23 de marzo de 2016

Irma Grese: el ángel de Auschwitz

Irma Griese tenía apenas 17 años cuando se acercó a las SS buscando ingresar a esta organización dirigida por Heinrich Himmler. Fue admitida en 1941 cuando cumplió 18 años en la Totenkopf  y se le asignó el campo de mujeres de Ravensbrück (Alemania) donde comenzó a destacar por su brutalidad contra otras mujeres.
En 1943 se le transfirió a Auschwitz-Birkeneau donde rápidamente se identificó con los médicos del campo y en donde comenzó a incrementar su brutalidad contra los prisioneros. Solía portar un látigo que no dudaba en utilizar a su antojo contra los reclusos, pero también era buena con los puños.
La autora de Los Hornos de Hitler, Olga Lengyel, dejó un testimonio bastante amplio sobre Grese, destacando siempre por su angelical apariencia que contrastaba con su falta de humanidad.
Casi al final de la guerra fue transferida en 1945 a Bergen-Belsen, donde continuó sin ningún reparo su infame tarea, y a mediados de ese año fue capturada por los británicos.
Aún al final fue cruel con sus compañeros de las SS que estaban siendo procesados, y no dudó en escribir "todos en las SS asesinamos" ni en admitir sus crímenes con frialdad (¿o cinismo?)
Fue sentenciada a muerte ante su propia confesión, los testimonios de los sobrevivientes y las evidencias fotográficas que la involucraban. Murió en la horca;  tan solo tenía 22 años y ya había causado dolor y muerte a cientos de personas.

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